KiraJamás pensé ver a mi padre tan enojado, por primera vez me ha pegado y ofendido por tocar a su princesa.—No sé si me decepciona más que te hayas echado por la borda todos los valores que se te enseñó, que hayas traicionado la confianza que te hemos dado o que enlodes a tu hermana en tus porquerías.—¡Padre, es mentira!—¡Calla! Si no quieres que te vuelva a voltear la cara. ¿Qué embuste le has dicho a Demetry?—No me quieres creer.—Sigues mintiéndome. Juro que te doy la paliza que nunca te he dado y, aunque venga Demetry a quejarse, te salvará. ¡Sinvergüenza!—¿Quién te dijo todo eso?—Kira, mejor dime quién es el desgraciado que te perjudico antes de que se me olvide que eres mi hija.—Ni de broma le digo que es Leandro, lo mataría.—¿Qué vas a hacer con Liah?—¿Ahora sí te importa tu hermana?Mejor controlo mi carácter antes de que se enoje aún más.— Suspender esa boda, solo queda hablar con Leandro, ya Liah se lo notifique.—¿En serio? Significa que no hay boda. — Sí, por fi

LiahEn mi vida había estado tan nerviosa, no puedo creer lo que estoy a punto de hacer y con un hombre que hasta hace unos meses insultaba por teléfono.—Estás hermosa, hija — exclama, mi padre mientras mi madre terminaba de amarrarme el vestido.Era algo sencillo, mi tía y Emma se esmeraron en reformar el que tenía mi madre porque, curiosamente, las telas y lo que había solicitado para hacer el vestido de mis sueños nunca llegaron.¿Estaba decepcionada? Sí. ¿Me sentía triste? No. Mi madre, mi tía y mi madre hicieron un espléndido trabajo. Además, el vestido era acorde a la etiqueta conservadora de este pueblo.Era de encajes en toda la parte superior, cubriendo mis pechos, hombros y cuello con apliques que le daban un toque de glamour. La falda era lisa que caía en forma de campana y en la mitad llevaba un cinturón de senda.—Pensé que nadie luciría ese vestido mejor que tu madre, aunque más moderno.—Nos reímos.—Se ve como una princesa. —Dice mi madre al colocarse al lado de mi pad