La respiración de Mateo era como una serpiente deslizándose por mi cuello sin piedad, poniéndome nerviosa.Me aferré al borde del fregadero, completamente tensa, y le pregunté:—¿Qué te pasa?Mateo me abrazó por detrás, y sus besos cálidos y suaves comenzaron a llover sobre mi cuello.Después de la paliza de anoche, aún tenía el cuerpo completamente débil.Con sus besos, me sentía aún más inestable, y tuve que dar todo de mí para agarrarme al borde del fregadero.—Mateo... no hagas esto...Le dije en voz baja, con miedo de que quisiera repetir lo de anoche.Después de todo, no tenía tiempo.Aunque de aquí al aeropuerto solo eran poco más de treinta minutos, tenía que hacer el check-in, pasar el control de seguridad, y todo eso tomaba su tiempo.Intenté apartar sus manos de mi cintura.Pero de repente, me giró con fuerza y estampó sus labios contra los míos.Ese beso no tenía nada de ternura, más bien era una invasión, una muestra de dominio total, como si quisiera robarse hasta mi alie
Leer más