—A la querida señorita le encanta torturar a mujeres como tú, tan frágiles y delicadas —dijo Waylon, con tono siniestro.—No hace mucho, arrojó a una al corral para que Bolt se la comiera viva. Con esa piel tan suave tuya, seguro que le vas a encantar.Camila se puso pálida al instante.Retrocedió dos pasos, temblando, y miró a Henry con terror.Henry solo le sonrió a Waylon:—Cuidado, no la vayas a asustar demasiado, luego no voy a saber cómo explicarlo.—Ja, ¿y desde cuándo eres tan miedoso? —respondió Waylon, con desprecio.—Qué patético.Henry se rio, seco:—Ese hombre es el preferido de la señorita. Si tanto te molesta, supéralo tú. Cuando logres reemplazarlo, entonces te voy a obedecer..., pero no creo que tengas el talento.Dicho eso, Henry se fue.Camila, con miedo de que Waylon la matara, corrió detrás de él.Fastidiado, Waylon chasqueó la lengua y también se fue, acompañado por sus guardaespaldas, todos golpeados y llenos de moretones.Me quedé dándole vueltas a lo que acabab
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