A MERCED DEL DINERO. C52: ¿Por qué te sorprende?
Richard la observó en silencio, dejando que su mirada vagara sin prisa por cada detalle de su rostro, como si hasta ahora estuviera descubriéndola por primera vez. Era extraño, porque había visto a Marfil muchas veces antes, había compartido momentos con ella, hablado con ella, incluso discutido con ella. Y sin embargo, nunca la había mirado así. Nunca se había detenido a apreciar cada línea, cada curva sutil que conformaba su belleza con la misma intensidad con la que un artista contempla su obra maestra después de plasmarla en un lienzo.Su cabello, de un castaño claro que bajo la luz del sol parecía rozar los tonos dorados, caía con suavidad enmarcando su rostro con la elegancia de una seda fina. Richard notó cómo algunos mechones más claros se mezclaban con otros más oscuros, creando un juego de sombras y luces que acentuaba aún más la delicadeza de su piel. Era una piel tan blanca, tan impecable, que le recordaba la pureza de la porcelana más fina, esa que solo los artesanos más
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