Ambos copularon durante toda la noche, ella no recordó mucho por el gran aturdimiento del celo Omega, Hades se hundió en ella una y otra vez arrebatando su virginidad sin contemplaciones.Al siguiente día del encuentro en el motel, el cielo aún estaba cubierto por un manto de nieve, creando una atmósfera única y silenciosa a su alrededor.Elena sentía como su cuerpo aún ardía por dentro, no solo debido al fuego interno de su ciclo, sino por algo más. Había algo en Hades, algo en su mirada, en su cercanía, que la desestabilizaba y la atraía de una manera que no podía comprender completamente. A pesar de las complicaciones y de la incomodidad de su situación virginal, su corazón latía acelerado cada vez que él se acercaba. Sobre las sábanas manchadas con la prueba indiscutible, ambos permanecían abrazados.Hades, por su parte, no podía dejar de mirarla. Cada gesto suyo, cada palabra, lo dejaba más cautivado, más curioso. Elena no era como las demás, era diferente, un enigma. A medida qu
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