Muy, pero muy en contra de su voluntad, el CEO Ivanov no tuvo más remedio que dejarse cargar por los fuertes guardaespaldas, el iba inmóvil mientras tanto, no iba a tocarlos para nada. Los trillizos veían a su padre ser alzado y llevado por las escaleras. No lo perdían de vista con sus grandes ojos azules. Isabella iba justo detrás de ellos, la mujer trataba de calmar al enfadado hombre. — Ves que no es tan malo que te carguen a la habitación, ¿Eh? A veces tienes que dejar que otros te den una mano. — Isabella, nunca jamás vayas a contar esto. Debes guardarme el secreto.... ¡Tú, me bajas apenas subamos las escaleras! — Si señor. — Respondió el guardaespaldas. — ¡Wowww... Mario es muy fuerte, él puede cargar a papá! — Alexandro estaba sorprendido. El CEO dió una mala mirada al hombre por qué su hijo lo eligió. — No, no es así Alexandrito. El jefe es más fuerte que todos nosotros juntos. — Aaahhh, si, eso es verdad. Al CEO lo acomodaron en la cama, Isabella le
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