El rescate de Azucena Casareal.
Los mafiosos estaban concentrados en su objetivo, sacar a la chica de la mansión.
Los encapuchados no tardaron en dar con la habitación de la jóven, ella apenas los vió les arrojaba todo lo que tenía a la mano para evitar que la atraparan.
— ¡Largo de aquí, no me voy a dejar atrapar!
— ¡Cálmense, deje de arrojarnos cosas debe venir con nosotros, no oponga resistencia!
— ¡Ni loca que estuviera para obedecerlos! ¡Primero muerta que dejar que me lleven!
Los ruidos de los perfumes, cremas y demás cosas que eran arrojados a los hombres se escuchaban fuerte. Parecía que se estaba librando una guerra en la segunda planta.
— ¡Suficiente, eres una gata salvaje pero le temo más a mi jefe, ese si me despelleja vivo si no te llevo con él, así que vámonos! — El fuerte hombre subió a sus hombros a la chica y salió con ella bajando las escaleras y pasando frente a su padre y a su hermano.
Azucena no dejaba de gritar que la bajaran y la dejarán libre. Pegaba con sus puños la ancha es