La primera vez que vi al joven novio de mi mamá fue a los 9 años, solo un mes antes de que eligieran vivir juntos. Ángel, un atractivo y joven modelo de solo 18 años, nos visitó en nuestro pequeño departamento, que rebosaba de ropa, desorden y latas de cerveza ligera que mi mamá siempre compraba y vaciaba sola.Él me impresionó mucho cuando lo conocí; era inmensamente guapo y tenía un divertido estilo despreocupado, de adolescente. Su cabello negro rebelde, largo hasta los hombros; la piel perlada, limpia y tersa, combinaban a la perfección con sus rasgos definidos y afilados. Más que un prometedor modelo, me parecía todo un príncipe. Ángel Clair era cariñoso con mi mamá y divertido conmigo; creí que nos quería.—Empaca una maleta, Nana —mi mamá, rubia, alta y de llamativos ojos verdes, también era modelo—. Nos iremos a vivir con mi novio. Serás su hija a partir de ahora.De pie, descalza entre la basura, la miré maquillarse frente a un polvoso espejo, hacerse un delineado exagerado y
Leer más