—¡Solo así ella te verá como alguien confiable y se entregará a tus brazos sin dudarlo!—¿Entendiste?Daniel pensó que tenía sentido, excepto por un detalle que no le convencía: lo de tropezarse para besarla o abrazarla a la fuerza... Lo primero le parecía artificial y peligroso, y lo segundo era simplemente un acto de acoso. No lo consideraba una manifestación de amor, sino por el contrario, una falta de respeto hacia las mujeres. ¡Sí, una falta de respeto! Sin embargo, en sus sueños había hecho precisamente todas esas cosas "irrespetuosas", e incluso se encontró preguntando como poseído: —¿...Te gusta, Luci?Daniel se despertó sobresaltado, se sentó en la cama y se agarró la cabeza frustrado, como un niño que ha cometido una travesura. Después de un rato, cuando finalmente logró calmarse, se levantó y fue hasta el armario para cambiarse los bóxers por unos limpios... ¿No se suponía que ya había superado esto? ¿Por qué volvía a pasarle?A la mañana siguiente, Roberto llegó muy tempran
Leer más