POV de AdrianaEl olor a humo ya no estaba en el aire, pero aún lo sentía dentro de mí, pegado a la piel, incrustado en cada recuerdo. Habían pasado semanas desde el incendio, desde la noche en que las llamas se llevaron más que madera y concreto. Se llevaron sueños, hogares, y en algunos casos... personas.Hoy decidí enfrentar lo que había estado posponiendo: visitar personalmente a las familias afectadas. Podía seguir enviando víveres, psicólogos, voluntarios, todo lo que fuera necesario, pero había una deuda más profunda, una herida abierta que solo podía intentar sanar dando la cara.La primera casa—bueno, carpa—estaba ubicada en el extremo del campamento provisional. Unas lonas verdes, sucias por la lluvia y el polvo, apenas lograban mantener el calor adentro. Toqué suavemente el marco improvisado de madera, anunciándome.—¿Señora Bustamante? —pregunté con voz firme, pero cálida.Una mujer de rostro enjuto y mirada hundida apareció desde el interior. Al verme, su expresión cambió.
Leer más