POV de DIEGOMe desperté temprano, como siempre. El sol aún no había salido, y yo ya estaba levantado. Aunque la luz de la madrugada apenas se filtraba por la ventana, ya sabía que este día sería como los demás, una rutina en la que, aunque la situación a mi alrededor cambie, yo sigo siendo el mismo. Pero, a veces, cuando las cosas se vuelven demasiado estables, empiezo a cuestionarme qué tan bien está todo en realidad.Mientras me preparaba para salir de la casa, escuché la voz de mi madre desde la cocina. Siempre me llama antes de que me vaya, no importa la hora. Le da esa tranquilidad saber que al menos no me olvido de darle un beso antes de enfrentarme al día.—Diego, ¿ya te vas? —me preguntó, aunque sabía perfectamente que sí, que me iba. Había aprendido a no hacer demasiadas preguntas últimamente. Las respuestas siempre eran las mismas.—Sí, mamá, ya. Solo voy a tomar un café y ya me voy —le respondí mientras me servía un poco en la taza que había dejado sobre la mesa.La miré. S
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