POV HERNÁN—¡El que pierda paga la próxima ronda de leña! —grita Elian, girando por el suelo con Daniel en una lucha libre casera que tiene más risas que técnica y cero respeto por las reglas no escritas de la dignidad.—¿Desde cuándo pagamos por la leña? —pregunta Augusto, cruzado de brazos, con una cerveza en la mano y la ceja levantada con esa expresión que mezcla escepticismo con fastidio.—¡Desde ahora, si pierdo! —se defiende Elian, con la cara cubierta de pasto y una sonrisa que brilla como si estuviera ganando un trofeo invisible.Estamos en el claro que usamos en los rituales menores, un espacio escondido entre los árboles altos, donde la noche cae limpia y el cielo se abre en estrellas. Una fogata grande cruje en el centro, lanzando chispas al aire y, sobre las brasas, la carne asada ya perfuma el ambiente. Me recuerda a celebraciones antiguas, a infancia, a momentos donde todo era más simple.Mi suegro, Sebastián, está frente al fuego, concentrado como si estuviera dirigien
Ler mais