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Todos los capítulos de Mi jefe, mi Alfa: Capítulo 91 - Capítulo 98
98 chapters
Capítulo 91
POV HERNÁNNo me gusta la idea de esta conversación. No porque no valore la información, sino porque la idea de sentarme con el padre de Clara, con su mirada severa y su presencia imponente, me incomoda más de lo que me gustaría admitir, pero no puedo postergarlo más.Las noticias de los ataques a otras manadas no son una coincidencia, y todos lo sabemos. Están buscando algo… o mejor dicho, a alguien. Y no soy idiota; sé que ese alguien es Clara.Con pasos firmes, camino hasta la casa principal. El interior es cálido y acogedor, pero la tensión en el aire es imposible de ignorar. Encuentro a Sebastián, el padre de Clara, en su estudio. Está de pie junto a una estantería, hojeando un viejo libro con expresión pensativa. Cuando me ve, cierra el libro y lo deja sobre la mesa con calma, como si hubiera estado esperando esta conversación.—Hernán —dice, sin rastro de sorpresa en su voz.—Sebastián —respondo, más por cortesía que por comodidad.Él me hace un gesto para que tome asiento fren
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Capítulo 92
POV CLARAEl aire del atardecer está cargado de una energía distinta. Desde donde estoy, semioculta entre los árboles del borde del claro, puedo ver a la manada reunida. Hombres y mujeres se acomodan en círculo, algunos de pie, otros sentados sobre troncos o la hierba húmeda. Los murmullos son bajos, expectantes, como si todos supieran que lo que está por decirse no es una simple reunión.Mi madre permanece a mi lado, firme, silenciosa. Marina me sostiene la mano con calidez, y, por un instante, esa pequeña conexión es lo único que mantiene a raya el nudo en mi estómago.En el centro del claro, sobre una piedra gris gastada por el tiempo —una que seguramente ha sostenido generaciones de líderes—, se encuentra Sebastián. Mi padre.No hace falta que hable para que se haga el silencio. Su presencia sola impone respeto. Es alto, de hombros anchos, con el cabello revuelto por el viento y los ojos como brasas encendidas. Un Alfa de verdad, uno que no necesita gritar para que todos lo escuch
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Capítulo 93
POV CLARALa reunión fue como una tormenta suave: llegó con fuerza, sacudió todo… y luego se disipó, dejando una quietud cargada de energía nueva.Ya no queda casi nadie en el claro. Solo unos cuantos… los más cercanos. Marina y Augusto, sentados juntos sobre un tronco. Mis padres conversando con Elian, que parece no poder estar quieto ni un segundo. Adriel se despidió hace un rato. El resto se ha ido a sus casas con una mezcla de emoción y nerviosismo por el entrenamiento que comenzará al amanecer.Y yo… estoy en paz. Bueno, casi. Porque de pronto, sin previo aviso, mi cuerpo decide que necesita algo muy específico.—Quiero duraznos —digo en voz alta, mirando al frente, seria.Todos se quedan en silencio.—¿Perdón? —dice Marina, frunciendo el ceño como si no hubiera escuchado bien.—Duraznos. Con crema. Miel. Y almendras —repito, con más urgencia—. Pero no cualquiera… duraznos bien maduros. Dulces. Jugosos.—¿Ahora? —pregunta Augusto.—¡Ahora! —exclamo—. Lo necesito.Silencio otra ve
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Capítulo 94
POV HERNÁNEl aire en la cocina cambia de golpe.Donde antes había risas, cucharas tintineando y el murmullo cálido de una familia improvisada, ahora hay un silencio espeso. Uno de esos que presagian tormentas.Todos se quedan quietos. Incluso Elian, quien siempre parecer tener una broma lista.Mis ojos no se apartan de Clara. Está pálida, demasiado. Sus labios tienen un leve temblor que intenta controlar, y sus dedos… sus dedos tiemblan cuando rozan el colgante que apareció con el forastero.Me acerco con cuidado, como si cualquier movimiento brusco pudiera deshacerla.—Clara… —mi voz es baja, pero firme—. ¿Estás bien?Parpadea. Una vez. Dos. Como si regresara de muy lejos. Me mira, pero sus ojos parecen atravesarme. Finalmente, niega con la cabeza, apenas.—Me siento... mareada —susurra, llevándose una mano al vientre. La forma en que lo hace me estruja el pecho. Es instintivo, protector, casi animal.—Siéntate —le digo de inmediato, guiándola hacia la silla más cercana.Elian ya es
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Capítulo 95
POV CLARADespierto con una calma extraña. No es que me sienta bien, pero al menos mi cabeza ya no da vueltas y el mareo ha pasado. Aun así, sé que algo cambió. Lo siento en los huesos, en la piel, como si una capa invisible me envolviera, más ligera y, al mismo tiempo, más intensa.Respiro hondo. El aire huele a madera tibia, a infusión de hierbas… y a lavanda. Una parte de mí reconoce ese aroma como algo reconfortante, seguro. La otra parte, la nueva, esa que se despertó tras la visión, percibe mucho más: las notas de magia sutil flotando en el ambiente, el crujido del fuego en la sala contigua, y el latido suave, constante, de una presencia que me acompaña.—¿Estás despierta? —La voz de Hernán llega baja, como si supiera que mi mundo aún no se ha acomodado del todo.Abro los ojos. Él está sentado junto a la cama, apoyado en el respaldo de la silla, con las manos entrelazadas y los codos en las rodillas. Pero sus ojos están clavados en mí. Intensos. Atentos. Cálidos.—Hola —susurro.
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Capítulo 96
POV CLARALa noche es espesa, silenciosa. El tipo de silencio que no asusta, sino que acompaña. Miro el techo un momento más, con los ojos bien abiertos, sabiendo que no voy a poder volver a dormir.No por pesadillas. No por visiones.Por antojo.—Duraznos… —murmuro, aunque ya los comí antes. No se trata solo del gusto, sino de la sensación. El recuerdo dulce en la boca y el amor con el que todos fueron capaces de buscarlos solo para cumplir mi capricho.Me muevo con cuidado. No quiero despertar a Hernán, que duerme profundamente a mi lado. Me quedo unos segundos observándolo. Tiene el ceño levemente fruncido, como si incluso en sueños intentara protegerme de algo. Su pecho sube y baja con calma, y esa calma me sostiene incluso cuando no dice una sola palabra.—Gracias por ser mi paz —susurro, aunque no me escucha.Tomo la manta a los pies de la cama, me la envuelvo sobre los hombros y salgo en silencio. Mis pies descalzos apenas hacen ruido sobre la madera. La casa entera parece dorm
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Capítulo 97
POV HERNÁNEl cielo todavía está cubierto de un gris pálido cuando salgo al porche. El aire de la mañana tiene ese olor fresco que anuncia movimiento y cambio. La luz apenas empieza a asomarse entre los árboles, tiñendo las hojas de un verde más brillante. Es temprano, pero en la casa ya hay señales de vida.Dentro, las voces se cruzan con ritmo acelerado. Elian da indicaciones entre risas, Marina revisa mochilas y bolsas con una eficiencia casi militar, y Vera murmura con Sebastián mientras llenan termos y organizan frascos con infusiones y remedios naturales para el viaje.Clara aún no ha bajado. Sé que necesita un poco más de tiempo. Anoche tuvo una charla intensa con su madre, y no hace falta ser vidente para saber que ambas salieron de esa cocina más unidas que nunca.Me acerco al auto y reviso los últimos ajustes. Neumáticos, tanque lleno, mantas, agua, una caja entera de galletas que Elian insistió en llevar “por si la Luna embarazada se pone caprichosa”.—¿Listo para la traves
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Capítulo 98
POV CLARAEl silencio que sigue al “Llegamos tarde” del Guardián se instala como una niebla espesa dentro del auto. Todos lo sentimos. Como si esas dos palabras, tan simples, fueran en realidad un eco de algo mucho más grande.Me giro lentamente para observarlo.Ya no hay dudas. El anciano de cabello escaso, piel ceniza y andar tembloroso ya no está. En su lugar hay un hombre que podría pasar por un guerrero. Pómulos marcados, ojos dorados más vivos que nunca, cabello oscuro que cae con naturalidad sobre la frente y una espalda erguida que ocupa el asiento como si fuera un trono.Sigue siendo él, lo sé, pero también es… otro.—¿Estás bien? —le pregunto, sin pensar.Él me mira y asiente.—Estoy completo —responde.No hay preámbulos, no hay explicaciones mágicas con luces y efectos. Solo esa certeza en su voz que, de alguna manera, me reconforta… y me inquieta.Cuando llegamos al territorio de la manada, el sol ya está alto en el cielo, y la brisa trae consigo el olor a bosque conocido.
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