*—Uriel:Danny le tomó la mano, firme y cálido, guiándolo paso a paso. Uriel escuchaba el crujido de la arena o tal vez de la grava bajo sus pies, y a veces el murmullo lejano de voces, lo cual era normal, ya que no estaban solos en el complejo. Sin embargo, no dejaba de preguntarse… ¿Dónde estaban los demás?Caminaban desde hacía varios minutos, y la curiosidad comenzó a mezclarse con intriga. Danny soltó una risita traviesa, de esas que siempre anunciaban problemas… o maravillas. Uriel apretó su mano, queriendo adivinar qué pasaba por su mente.De pronto, se detuvieron. Uriel se quedó inmóvil, sintiendo el corazón golpearle las costillas.—¿Ya… llegamos? —preguntó, con voz baja, como si temiera romper el momento.En lugar de responder, Danny dejó caer la pregunta que lo descolocó por completo:—¿Te han gustado estas mini vacaciones, Uriel?Uriel ladeó la cabeza, confundido por el cambio repentino de tema, pero aun así, decidió responder.—Bueno… ya sabes lo que pensaba cuando llegam
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