*—Uriel:
En la tarde, después de varias actividades y una comida ligera frente al mar, Uriel se acercó a la recepción del complejo. Aprovechó que Danny estaba entretenido con Damien y Luc, riendo y comentando sobre la carrera en motos acuáticas, para apartarse sin levantar sospechas.
Se inclinó sobre el mostrador, con una sonrisa conspiradora, y empezó a explicarle su idea a un joven empleado. Este escuchó con atención, asintiendo de vez en cuando, hasta que finalmente propuso:
—Podemos adecuar el lugar en el que acamparon anoche para su momento especial. Tiene la mejor vista de toda la zona…—le dijo el joven y Uriel recordó lo que dijo Layonel durante el desayuno—. Y, si quiere, podemos llevar rosas y algunas decoraciones. Podemos hacer de esto algo mágico.
—¿No es mucha molesta?
—Está todo incluido en el paquete y podemos con una celebración más —dijo el empleado.
Uriel sonrió, sintiendo que su corazón daba un salto. Sin embargo, frunció el ceño al escuchar la última parte.
—¿Una c