*—Uriel:
Después de instalarse en la cabaña, se cambiaron de ropa y bajaron al área del comedor compartido, un espacio abierto rodeado de vegetación tropical, con mesas rústicas de madera sólida y lámparas colgantes tejidas a mano. El aroma de especias, carnes a la parrilla y pan recién horneado flotaba en el aire. Había chefs cocinando en vivo y meseros sirviendo bebidas frías como limonadas, jugos exóticos y cocteles ligeros.
Era como un resort, pero más íntimo. Menos ruido, más detalles. Más humano.
Y, por supuesto, la comida era abundante y tentadora. Algunos, como Gabriel y Michael, se sirvieron hasta dos veces, felices de tener licencia para hartarse sin culpa. Raphael miraba a Nathaniel con el rabillo del ojo mientras el chico comía al lado de Raye, como si su tenedor fuera un arma disuasoria. Layonel y Clayton se tomaban fotos discretas, mientras Luc y Damien discutían suavemente sobre las actividades de la tarde.
Uriel, que ya se había acomodado en su asiento, no pudo evitar