—¡Así no vale! Pensé que te iba a sorprender —dice ella, sonriendo—. ¿Cómo me oíste?—Con este silencio, solo el sonido de las olas chocando contra las rocas, claro que te iba a escuchar, por muy sigilosa que intentaras ser. Además, sentí tu presencia, por eso miré atrás tan rápido. ¿Tienes hambre? Siéntate, voy a buscar algo para que comas. —Se levanta y va hacia la nevera.—Tranquilo, comeré algo de fruta, me vendrá bien —responde Liz—. Quiero mantenerme saludable. Además, pronto nos iremos a dormir, y si como algo pesado, acabaré sintiéndome mal. Quiero evitar eso, no voy a pasar mi luna de miel en la cama.—No te preocupes, amor —dice Jack—. La cocinera preparó algo ligero para que comamos esta noche. Estoy seguro de que no te sentará mal. Come un poco, te hará bien. Espero que te guste. Déjame calentarlo en el microondas. —Jack calienta la comida y la lleva a Liz.—Después de comer, me gustaría dar un paseo por la playa —dice Liz—. Está tan tranquilo ahí abajo… Quiero ver cómo es

Jack toma las manos de Liz y ambos se dirigen a la hidromasaje. Sentados, él aprovecha para hacerle un masaje en la espalda. Pasan unas horas mientras beben casi una botella entera de champán. Liz está algo alegre, pues no tolera mucho el alcohol. Ríe mucho, más desinhibida, mientras Jack sigue besándola. El ambiente se caldea, y Jack no puede resistirse a Liz, que está más relajada. Al ver su miembro erecto de nuevo, ella lo toma con las manos, haciendo movimientos de vaivén, provocando gemidos roncos en Jack mientras cierra los ojos. Liz se arrodilla frente a él, pasando la lengua suavemente por toda su extensión, haciendo que Jack eche la cabeza hacia atrás con un gemido grave. No esperaba ese gesto de Liz. Ella sostiene su miembro, mirándolo a los ojos.—No sé cómo hacer esto, ¿me enseñas? —pregunta. Jack asiente.—Puedes chupar, lamer, hacer lo que quieras, solo no uses los dientes. Hazlo como quieras, ¡soy todo tuyo! —Ella sonríe ante su comentario.Liz baja la boca, humedeciend

Logran conocer otra parte de la ciudad que aún no habían visitado y se sienten cada vez más encantados con el lugar. Por la tarde, Jack lleva a Liz a un bar para tomar unas cervezas. Liz está acostumbrada a bebidas calientes y cócteles, pues en su país son lo más común, pero la cerveza la beben poco. Tras un día maravilloso, regresan a la isla. Liz está muy cansada por todo lo que caminó. Ya es de noche, y no imaginaba que el lugar pudiera ser tan hermoso y encantador.—¡Dios mío, amor! Los días aquí han sido absolutamente maravillosos —dice Liz—. Si Luiza hubiera venido, creo que se volvería loca. Cuando va a la casa de tus padres en Los Ángeles, pasa toda la semana ansiosa esperando el momento de ir. Imagínate si viera un lugar como este. Creo que querría quedarse para siempre y no volver a Manhattan. No sabes cuánto le gusta la playa. Quiero que en nuestras próximas vacaciones vengamos aquí con toda la familia. Hay suficientes habitaciones: tus padres en una, nosotros en otra, Luiz

—Júlia dio la misma opinión, dijo que podríamos pasar el día en el hidromasaje. Preparará algunos aperitivos para que comamos durante el día y pondrá hielo para que tomemos algunos tragos mientras esperamos a ver si realmente cae la tormenta. Dijo que esto ya ha pasado algunas veces y que las personas prefirieron quedarse aquí. Así que creo que deberíamos hacer lo mismo. No estoy loca como para subir a un barco con el mar en este estado, aunque sepa nadar. Si el barco volcara, no sé si podría nadar mucho tiempo. Terminaría como en Titanic, muriendo de frío en medio del mar hasta que llegara el rescate —lo mira con cara de pena, pero no puede contenerse y suelta una sonora carcajada.Ambos se cambian de ropa nuevamente, poniéndose sus trajes de baño para ir al hidromasaje. Como esa área está cubierta, pueden disfrutar todo el día, incluso con una tormenta afuera. A los pocos minutos de entrar en el hidromasaje, el cielo se cierra por completo y cae una gran tormenta. Si realmente hubie

Al entrar en el avión, Liz toma dos pastillas, se sienta en el asiento y se abrocha el cinturón de seguridad. En pocos minutos, se queda dormida, mientras Jack la observa. Sabe que es muy testaruda y que, aunque le dijera que no las tomara, lo haría igual. Para evitar una discusión innecesaria, prefiere no decir nada. Tras varias horas aburrido, sin nada que hacer, Jack también decide tomar una pastilla para ver si se relaja un poco. Cuando el medicamento hace efecto, empieza a sentirse somnoliento y también se queda dormido.Ambos despiertan cuando el avión toca suelo en Manhattan. Jack se despierta algo perezoso, y mientras bosteza, mira por la ventana, sonriendo al ver que ya están en su país.—¡Llegamos, amor, qué maravilla! No veía la hora de estar aquí, estaba tan cansado de viajar. Aunque todo lo que vivimos allí fue maravilloso e inolvidable, ahora solo quedará en los recuerdos. Pero te prometo que en cuanto tengamos vacaciones, volveremos, como querías. Ahora tomaremos la lim