Alguna vez has escuchado de los mundos paralelos, la teoría nos dice que los universos o mundos paralelos nos explica la existe diferentes realidades independientes, es decir que uno mismo puede existir en diferentes realidades, un ser nace y ya puede tener su yo en diferentes mundos, según Alberto Casas es como si los nuevos yo que se crean a cada momento comparten un pasado común, pero tienen ante sí un futuro diferente. Aunque suene fantasiosos nunca se sabe si algún día esta teoría se puede ser real.Una ciudad iluminada por las luces, una vista hermosa que se puede ver desde los edificios o lugares altos, una noche iluminada, un hombre sentado contemplando la vista desde su departamento.El lugar está ordenado y limpio como si el lugar fuera un hotel cinco estrellas, él sentado tomando un café, desde cabeza hasta los pies se podía ver que era una persona elegante e inteligente, vestido con unos pantalones negros y camisa blanca, con una chompa blanca de tejido y llevaba unos lent

Ella se quedó sola y se dijo para ella misma - Amigos, después de 5 años sigo teniendo sentimiento por él, tal vez es por eso que mi relación no funciono, que tontería estoy pensado claro que no, ese idiota me fue infiel, era mejor terminar ahhh… Necesito refrescarme y sacar eso de la mente- camina al baño para bañarse.Hora después…Lucia se secaba sus cabellos en su cuarto cuando comienza a sentirse mareada, ella apaga la cercadora y camina hacia al armario con pasos lentos, su cabeza le comienza doler, sus piernas se sienten débiles haciendo que caiga de rodillas.- Las pastillas donde estás- con una voz débil y desorientada, el dolor aumentar, comienza arrastrándose hasta su cajón, cuando desmaya en el suelo.Media hora después…Sus ojos poco a poco comienzan abriese, recuperando su lucidez mental, se levanta apoyándose de la cama, se sube a la cama y se queda echada hasta recuperarse, quedándose dormida.En su clavícula una pequeña marca se dibujaba generando una expresión de dol

Jack escucha la voz de un hombre mientras el acomodaba la sala, cuando ve que Lucia le hace una señal con la mano. - ¿Qué? - sin entender, - Porque no lo vota- sentándose en el sofá con los brazos cruzados. Lucia a ver que Jack no le hace caso, le dice a Óscar – Me puedes dar un momento…yo…- - Lucia, si te preocupa el desorden, después de todo nos conocemos hace muchos años y se que eres desordenada jajaja. - Ahh jaja, no es eso, yo…no estoy vestida apropiadamente. - Lucia, te visto en piyama cuando éramos niños. - Si, pero ya somos adultos, así que- cierra la puerta. Lucia se dirige a Jack – Que haces ahí, porque no te fuiste cuando te lo dije- tratando de levantarlo. - ¿Cuándo me dijiste que me vaya? - resistiéndose a que lo levante. - Cuando te hice esto- haciendo gesto con la mano, él se levanta. - Como iba a saber que significa eso- repitiendo el gesto, ella le empuja hasta al cuarto y cuando iba entrar él se detiene. - Porque no le dejas entrar, no veo ningún problem

La campanita del supermercado sonó cuando salieron. Lucía llevaba dos bolsas llenas y una sonrisa satisfecha.—¿Ves? No fue tan caro… —dijo, aunque su tono se quebró un poco al recordar la cuenta.Jack la miró de reojo.—Tienes un concepto extraño de “barato”.—Y tú uno muy deprimente de “diversión” —replicó, ajustando la bolsa en el brazo.Él no respondió, pero sí alargó la mano para tomarle una de las bolsas. Lucía se quedó viéndolo como si acabara de presenciar un eclipse.—¿Estás… ayudándome? —preguntó en tono teatral.—No es por ti. Es para que no te tropieces y termines rompiendo lo que acabamos de comprar.Lucía resopló.—Sabes que no soy tan torpe.Jack no dijo nada, pero su media sonrisa la irritó lo suficiente como para soltar:—El día que sonrías como una persona normal, voy a creer que eres humano.Caminaron entre calles tranquilas, con el cielo teñido de naranja por el atardecer. Fue entonces cuando Lucía sintió una punzada en el brazo izquierdo. No era dolor exactamente…

La lluvia había empezado a golpear las ventanas a eso de las tres de la mañana. Jack, que llevaba horas en vela, estaba en la cocina preparando café. No porque lo necesitara, sino porque era su excusa favorita para pensar.En su libreta había dibujado de memoria el patrón que vio en el cuello de Lucía. Era como una red de raíces finas, ramificándose. La tinta negra no le hacía justicia a lo que recordaba: había algo vivo en esa forma.—¿Qué demonios eres…? —murmuró, mirando el dibujo.Detrás de él, se escuchó el arrastre suave de unas pantuflas. Óscar apareció con una sudadera gris y el cabello revuelto, como si hubiera luchado con la almohada.—Vaya, el científico en plena faena —comentó, sirviéndose café sin preguntar.—Los científicos trabajamos cuando otros duermen —replicó Jack, sin apartar la vista del dibujo.—O cuando están demasiado tensos para dormir —añadió Óscar, dándole un sorbo largo.Jack finalmente levantó la cabeza. —¿Siempre eres así de entrometido o es un don que d