Rebeka fue por petición de sus sobrinos al río, a la cascada que los lugareños decían que concede deseos de amor, de allí a que la hacienda se llamará La Mágica Cascada, su cuñada Elena se quedó en casa con el bebé y su hermano Pablo y Robert que era como un primo, dueño de la hacienda, se estaba encargando de todos los niños, montandolos sobre sus hombros y lanzándolos al agua, en otra ocasión Rebeka estaría jugando con ellos, o en Milán con su amiga, preocupada por sus compras de la nueva colección de diseñadores, pero le parecía que ahora no se conocía, todo en ella era tristeza, su madre Mercedes se acercó a ella. —Elena no vino porque está en la cuarentena, y Johana por su embarazo, Belinda tenía trabajo pendiente y mandó a los gemelos, veo a todos ocupados, con metas y responsabilidades y luego estás tú, hija yo no te he dicho nada acerca de los sentimientos que desarrollaste por ese muchacho, pero ¿acaso no había algo más en tu vida? —Mamá,¿puedo ser sincera contigo?,
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