Muy temprano en la mañana, Iván despertó a Diego que apenas se acababa de dormir, este brincó en la cama alerta.
—Perdón por despertarlo, pero don Massimo lo espera en el estudio, y no está contento.
—Nadie puede buscarle un entretenimiento que no sea yo a ese maldito viejo —Diego aplastó más la almohada y volvió a cerrar los ojos.
—Diego…
—¡Ah!...
—Levántate maldita sea o lo hará don Massimo a balazos.
Diego se levantó de mala gana.
—Me voy a bañar, que espere y si no tiene paciencia que venga y me mate.
Veinte minutos después Diego entró bien vestido y afeitado a su estudio y don Massimo estaba sentado en el lugar del jefe detrás del escritorio, apenas Diego entró los dos empleados de Massimo lo tomaron y pusieron sus armas en la cabeza de Diego.
—¿Crees que me cuesta matarte y dejarte en una cuneta?, piensas que porque eres el rostro de mi organización puedes manipularme.
—Mateme entonces y traiga a su degenerado hijo y que lo siga robando, ¿crees qu