Victoria estacionó fuera de la Mágica Cascada.
—Bruja, no quiero que te vayas así, por favor.
—No te preocupes, estoy bien —dijo Victoria y obviamente no estaba bien, lloraba desconsolada—debo ir a Milán, los preparativos de la semana de la moda comienzan, solo vine a Venezuela porque mi madre celebraría su cumpleaños aquí, se tomó las fotos para la prensa fingiendo tener una familia feliz y se marchó a Alemania.
Rebeka la abrazó.
—Lo siento mucho Victoria, no sé qué decirte.
—Por primera vez alguien demostraba que yo le importaba, me decía que él también era muy solitario y conmigo se sentía en casa —se lamentó Victoria por Michael.
–Quédate Victoria… —suplicó Rebeka.
—No, tú familia no me quiere cerca de ti y tengo trabajo en Milán.
—Entonces esperame, me voy contigo.
Aunque Victoria no quiso entrar, esperó, Rebeka caminó a la casa y allí sus padres ya estaban desesperados, en cuanto la vieron entrar, Mercedes suspiró de alivio y la abrazó, su padre ya