Dos meses después – DiciembreNew YorkLanceHabían pasado casi tres semanas desde que nació el pequeño Lance cuando pude regresar a la empresa. Durante los primeros días en casa quise ayudar a Karina con el bebé, pero la verdad… me aterraba. Sentía que se me iba a resbalar de las manos. Solo después de una larga rehabilitación pude sostenerlo con seguridad, y en ese instante, cuando lo tuve entre mis brazos, entendí lo que significaba estar vivo.Mientras tanto, trabajé desde casa. Pero ahora, de vuelta en la oficina, trato de recuperar el ritmo, aunque sé que a Karina le cuesta mucho tener tranquilidad. Desde el accidente, vive con miedo. Cada vez que me ve salir, su cuerpo se tensa, y por las noches, despierta gritando, como si aún reviviera el momento en que casi me matan. Le he sugerido ir a terapia, pero se niega; dice que puede manejarlo sola.Llamo varias veces al día, a veces solo para escuchar su voz, otras para saber cómo están los niños. Es mi manera de tranquilizarla… y de
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