Doña Emilia, miró a Lía por unos segundos más y luego fijó su atención en su nieto.
—Hazme el favor, gírate y pide de una vez echar para atrás todos esos papeles, aún tenemos tiempo para anular este absurdo matrimonio —expuso con firmeza la mujer sin dejar de observar a su nieto.
Por un momento, Marcos permaneció en silencio, su abuela tomó eso como un titubeo de su parte y se sonrió.
—Si te da vergüenza hacerlo tú mismo, lo haré yo por ti, después de todo soy tu abuela y tengo derecho a velar por tus intereses y los de nuestra familia —expuso complacida, mientras veía a Lía con una mal simulada expresión de burla.
La joven sentía como su corazón golpeaba con fuerza en su pecho al escuchar las palabras de la señora, y sobre tod