Capitulo 6

Es imposible no tratar de pensar ¿Qué hacía allí ese día? Pero son de esas preguntas a la que nunca tendré respuesta, mi tía siempre ha querido que generé más “ganancia” cada Noche trataba de agregar a más cantidades de cliente a mí “trabajo”, hasta cobra de más si ellos no usan preservativo, lo cual es obligatorio en el negocio.

Ya mi cuerpo no resiste, siento que no puedo más, solo espero que llegue el día en que me tenga que ir, Miles de forma de quitarme la vida ha pasado por mi mente, pero solamente soy tan cobarde que no puedo 

Hoy la noche parece entender lo que siento, esa soledad y vacío, estoy en la barra esperando para hacer mi acto de bailar con telas, suspiro al llegar el momento.

Me dirijo a dirección del escenario y veo a mi tía.

—Hola, Vale, necesito que me firmes acá— Me muestra una hoja.

—Debo bailar tía.

—Es rápido, no me hagas perder la paciencia

—Ok está bien lo haré— firmó el documento

Subo a la tarima y comenzó a bailar, por lo menos siento que mi vida no es este infierno el que me tocó vivir, que puedo tener 5 segundos por lo menos fiera de la realidad o eso pensaba, sentía mi cuerpo tan débil que solté una de las telas y sentí un dolor enorme cuando mi cuerpo impacta en el piso, todo se siente que pasa a cámara lenta, el sonido de la música, las personas gritando, y otros acercándose a mí.

No puedo moverme, es como si todos mis huesos se hubieran roto, una sonrisa se forma en mi rostro en pesar que llegó mi hora y que saldría de este infierno, mis párpados se sienten pesados, tengo tanta sed y todo se vuelve negro 

—Bueno ya hiciste tu trabajo debes irte— escucho la voz de un chico

—No entiendo por qué la quieres después de todo lo que te dije de ella—habla mi tía

—Es mi asunto de ahora en adelante, ahora puedes ser feliz y dejar de sufrir por esta chiquita

Trato de abrir mis ojos, pero simplemente aún no puedo no entiendo qué está pasando

¿Quién es él?, ¿Por qué mi tía me deja? ¿Qué está pasando?

La sensación de un pequeño resplandor del sol en mi rostro, poco a poco abro mis ojos, para lograr observar que proviene de la ventana, veo a mi alrededor para detallar en lugar donde estoy.

Me encuentro en una habitación, tiene las paredes de color blanco, tiene algunos pequeños cuadros pintados, observó también tres puertas una puedo detallar que es del closet.

Me imagino que la otra es la puerta al baño y la otra es de salida, también veo una peinadora de madera, encima de ella hay perfumes y maquillajes, tiene un espejo ovalado con algunos detalles de flores.

A mí, lado hay una mesita de noche con una jarra de agua, un vaso y algunos medicamentos, trato de levantarme, pero no puedo, quitó la sábana que cubre mi cuerpo y mi mirada viaja a mi pierna derecha cubierta con un yeso, no entiendo nada y la puerta del cuarto se abre.

Una señora entra no tiene más de 35 años, morena, alta y viste de enfermera 

—Por fin despertaste 

—¿En dónde me encuentro?—Pregunto

—En su casa señora Valeria.

—¿Cómo sabes mi nombre?, Está no es mi casa 

—Debió ser por el golpe pero ya recordará todo 

—¿Y mi tía?, ¿Dónde está?

—No sé dé que tía habla, pero tranquilícese mi nombre es Jenny y soy su enfermera

—¿Mi enfermera?— preguntó confundida

—Sí señora su esposo me contrató para que la cuidara mientras se recupera de la caída que tuvo en las escaleras 

—¿Esposo?, Yo no me caí de las escaleras, exijo una explicación de todo esto

—Él se la dará pronto, pero ahora está en un viaje de negocio le recomiendo que se tranquilice y ya le traeré algo de comer— Se aleja y cierra la puerta detrás de ella.

—Sé lo que estás pensando así que tranquila no soy tu “esposo” 

—¿Quién eres?, ¿Me podrías explicar qué hago acá?

—Eso no me incumbe solo soy el asistente personal de cuya persona está casada contigo

—¿Cuál es el misterio?

—No lo sé, pero deja de preguntar tanto yo no tengo las respuestas, pero-la puerta se abre— El sí—Entra un chico alto, tez morena, cabello castaño ojos café, solo me observa y me doy cuenta de que a esta persona la había visto antes, era uno de los clientes del bar.

—Hola, preciosa.

—Ho... Hola.

—Veo que te sorprende que yo sea tu esposo.

—Es que no entiendo el porqué estoy acá, sencillamente.

—Porque se me antoja y te quiero para mí solamente eso.

—Yo me quiero ir

—No chiquita acá no se hace lo que tú dices ¿Piensa que gaste tanto en ti para no disfrutar— Su mirada viaja a Víctor, es una mirada fría y él entiende, se retira dejándonos solo

—No entiendo cómo es eso que estamos casados si hasta donde yo sé usted señor tiene una esposa y un hijo.

—Eso no te incumbe será lo mismo que en el club solo que estoy cansado de compartirte con otro.

—Esto sencillamente no está bien Marcos—Trato de alejarme, pero él me sostiene con fuerza el brazo.

—Deja de pensar tanto solamente quiero estar con mi mujer.

—Yo no soy tu mujer.

—Lo has Sido y lo serás-Me besa el cuello—Recuerda cuando me pedías más y más—Sus labios forman una sonrisa.

—No quiero hacerlo 

—Pues lo harás no te queda de otra-me lleva a la fuerza a la habitación, mientras él se quita la ropa trato de abrir la puerta y está cerrada él me toma nuevo del brazo y me voltea para que quede frente a él, me mira con rabia y me da una bofetada, donde caigo al suelo—Si no es por las buenas será por las malas.

Ahora no entiendo nada, ¿En dónde estoy? ¿Quién es ese chico que dice ser mi esposo?, ¿Qué hago acá?

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