El blòt da paso a la celebración.
Ellos y ellas comen, beben, ríen y levantan alabanzas además de gritar, una y otra vez, su enhorabuena hacia su Alfa y su joven esposo.
Cómo es de esperar, tras una opípara comida, llega la fiesta por excelencia.
Al ritmo de su música, la gran mayoría no tarda en evadirse y entregarse a bailes fuera de control.
Peter, anonadado, prefiere mantenerse al margen, presenciando aquella bacanal pagana que todos ellos llevan a cabo.
Nunca había visto tales formas de danza.
Ver a dos hombres igual que dos mujeres le fascinaba e intimidaba a partes iguales.
Sus ojos no se perdían ni un solo detalle cuando lo vio.
Neilan, algo escaso de ropa, se dejaba tocar por uno de sus semejantes.
Y a Peter no le hizo ninguna gracia.
-¿No bailas?-
Girando la cabeza, descubrió al moreno de grandes dimensiones lo bastante cerca de él.
-No...no soy buen bailarín- contestó Peter.
-Ten- entregó un vas