Demasiado Tarde Para Valorar
Yo era una Omega nacida sin lobo, la existencia más baja en la manada.
Pero podía escuchar la voz de Jack, el lobo de mi Alfa y compañero, Bruno.
Como Alfa, él era sereno, reservado y poco dado a las palabras. Sin embargo, al escuchar a Jack, yo sabía que me amaba y también conocía muchos de sus pequeños secretos.
—¿Ya estás listo para la ceremonia de vínculo de pasado mañana? —le pregunta Jack.
—Recuerda decorar la ceremonia con rosas azules, ¡a Sofía le encantan las rosas azules!
Con razón él había estado ocupado hasta muy tarde últimamente; resultaba que estaba preparando esto. Yo estaba felizísima.
Pero, justo dos noches antes de la ceremonia de vínculo, Bruno regresó con su amiga de la infancia, Valeria.
Antes de que pudiera reaccionar a por qué traía a otra mujer a casa, escuché el rugido furioso de Jack:
—¿Qué estás haciendo? ¡La protagonista de la ceremonia de vínculo no es Sofía! ¿Por qué se convierte en Valeria?
—¿Acaso pensaste en lo que sentirá Sofía? ¡Si ella descubre que después de tantos años juntos, vas a vincularte con otra, se enojará y se marchará!
—Aunque la hayas marcado, ¡yo no lo aceptaré! Tu compañera destinada, tu luna, solo puede ser Sofía.
Entonces me di cuenta: había sido yo la que se había engañado sola. La sorpresa nunca había sido para mí.
Y ya que era así, tampoco tenía sentido contarle la noticia de mi embarazo.
Fingí no saber nada y, el día de la ceremonia de vínculo, abandoné la manada para siempre.