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Él ama a otra

Él ama a otra

El día de mi boda, mi prometido huyó para casarse con mi hermana. En medio de la ceremonia, cuando la humillación me ahogaba, Guillermo se arrodilló ante mí y me pidió matrimonio. En la ciudad, todos conocían a Guillermo, el soltero de oro más codiciado, el sueño de todas las mujeres. Pero fue a mí a quien le deslizó el anillo, susurrándome: «Siempre te he amado en secreto. Dios me dio esta oportunidad de compartir mi vida contigo.» Nos casamos. Durante siete años nuestro matrimonio fue perfecto. Todo el mundo lo decía: Guillermo no amaba a nadie... excepto a mí. Hasta que entré accidentalmente en su estudio, encontrándome con miles de fotos de Ivette, mi hermana. Cada una de ella es el rastro de un amor oculto. El hombre que amé oraba de rodillas: «Señor, daría mi vida con tal de que Ivette sea feliz.» Siete años de amor. Siete años de engaño. Si siempre la había amado ella, yo me apartaría. «En tres días me iré y dejaré que sean felices... hasta que Dios los llame».
Cuento corto · Romance
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Mi marido quiere darle un hogar a otra mujer, así que me voy.

Mi marido quiere darle un hogar a otra mujer, así que me voy.

Cuando mi compañero estaba fuera, cayó en una trampa tendida por la manada Luna Roja. Para salvarlo, fui herida y quemada gravemente, cayendo en la inconsciencia. Cuando desperté aturdida en la cama de curaciones, escuché que él pedía al curandero que matara a mi lobo. —¿Hablas en serio? Ofelia te dio un heredero. ¿Cómo podrías lastimar a su lobo? —La mano del curandero temblaba mientras sostenía una aguja de plata, negándose a ser tan cruel conmigo. Pero mi compañero, Alexandro, respondió con firmeza: —Dalia ha regresado. Quiero que ella aparezca en la ceremonia de sucesión como la madre del heredero. Solo si Ofelia se vuelve débil como un Omega, no competirá con Dalia. Dalia ya perdió a su compañero y fue expulsada de la manada Luna Roja, no puedo permitir que el resto de la manada Luna Nueva la desprecien. Y Ofelia… siempre será mi compañera. Apreté los puños, con los ojos cerrados, y el amor que sentía por él se murió junto con mi lobo. «Alexandro… Si quieres darle un lugar a otra mujer, entonces yo debo irme.»
Cuento corto · Romance
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El Altar Vacío

El Altar Vacío

Mi prometido, Dante Mendoza, era el heredero de una familia mafiosa neoyorquina. Me amaba profundamente, pero un mes antes de nuestra boda, con el pretexto de un acuerdo familiar, quiso tener un hijo con su amor de la infancia. No estuve de acuerdo, pero él insistió día tras día, presionándome cada vez más. Sin embargo, dos semanas antes de la boda, recibí un paquete anónimo. Fue entonces cuando me enteré de que ella ya tenía casi un mes de embarazo. Él nunca había tenido la intención de tener mi consentimiento. Fue entonces cuando desperté: todos aquellos años de amor no significaban nada frente a la realidad. Así que cancelé el compromiso, quemé cada cosa que él me había regalado y el día de nuestra boda partí hacia Italia para realizar un máster en medicina clínica para unirme oficialmente a Médicos sin Fronteras y cortar toda relación con aquella familia mafiosa. Desde entonces, entre él y yo: ¡se acabó todo el amor y todo compromiso!
Cuento corto · Mafia
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La Mentira que Todos Sabían Menos Yo

La Mentira que Todos Sabían Menos Yo

«Ofende a alfa Carlos, e Irene intercederá por ti. Pero si enfadas a Irene, no quedarán ni tus huesos». Esta frase corría como la pólvora entre los lobos de alta sociedad. Yo soy Irene. Y solo por un juego, decidí romper el contrato de pareja con Carlos. En aquel juego, él, borracho, soltó: —Me encanta apoyar la cabeza en el vientre de una embarazada y escuchar el latido de la cría. El salón se sumió en un silencio glacial. Todas las miradas se clavaron en mí. No había sorpresa en esos ojos, solo compasión hacia mí —la Luna legítima— y el pánico de un secreto al descubierto. Me di cuenta al instante. Todos sabían que Carlos tenía una cría con otra mujer. Y todos le habían encubierto. Porque conocían una verdad: yo era la vida de Carlos. Si lo descubría, lo abandonaría... y él enloquecería. Hay que admitir que me entendían demasiado bien. Tras conocer la verdad, preparé tres cosas: Primera: Arrojé al horno de fundición el anillo de bodas que Carlos diseñó para mí. Los diamantes estallaron en un arcoíris de despedida. Segunda: Guardé en un USB el video donde Lilia me provocaba con su embarazo. Tercera: Presenté ante el Departamento de Asuntos Lupinos mi solicitud para ser investigadora en la Isla Glacial, un refugio aislado del mundo. El día que abandoné la manada era justo el séptimo aniversario de nuestra boda. Y yo... me esfumaría de su vida como humo en el viento.
Cuento corto · Hombres Lobo
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Después de casarme con su hermano, mi ex prometido se arrepintió de haber huido

Después de casarme con su hermano, mi ex prometido se arrepintió de haber huido

Leonardo me dejó en la boda por su primer amor… tres veces. La primera vez, Mariana amenazó con lanzarse desde un edificio. La segunda, dijo que se iba al extranjero. La tercera vez, envió un mensaje diciendo que había aceptado el matrimonio arreglado por su familia. Tras lo cual, el siempre sereno y contenido Leonardo entró en pánico, dejó plantados a todos los invitados y volvió a convertirme en el hazmerreír. Lo llamé. —Leonardo, si no regresas hoy... me caso con otro. Él se rio. —Que Mariana juegue con eso se entiende, está joven... pero tú, ¿a tu edad todavía con esas tonterías? Apreté el celular con fuerza. Así que sí sabía que todo era una jugarreta de Mariana. Pero, aun así, decidía seguir consintiéndola. Fue en ese momento en el que el corazón se me rompió de verdad. Tiempo después, cuando por fin logró contentar a su adorada amiga de la infancia, se acordó de mí. —Elige una fecha para rehacer la boda. Te prometo que esta vez será más lujosa que nunca. Pero un hombre a mi lado lo interrumpió con una sonrisa: —Con permiso. Tengo que llevar a mi esposa al avión.
Cuento corto · Romance
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Ecos de una Luna Despreciada

Ecos de una Luna Despreciada

El Alfa Seth me odiaba más que a nada y a nadie en el mundo. Yo era su pareja destinada, pero tristemente para él solo era una humana… una humana inútil, sin garras ni poder. Su corazón siempre le perteneció a Joanna, su amiga de la infancia. Más, después de que Joanna perdió la vida en un accidente. Seth me culpó... y me odió durante diez años. Pero un día, la manada enemiga puso una bomba frente a nuestra guarida y él fue quien me salvó. Pero, al hacerlo, murió en mis brazos, y, aun, encontró fuerzas para apartar mi mano temblorosa de él. —Elena, ojalá la misericordiosa Diosa de la Luna nunca nos hubiera juntado… En el funeral, la ex-Luna, la madre de Seth, me agarró del cuello y lloró sin cesar. —Seth, todo es mi culpa. Nunca debí obligarte a aceptar a esta humana. Si te hubiera dejado estar con Joanna, ¿todo esto habría pasado sucedido? No respondí. Porque sinceramente era cierto. Después de que me sacaron del funeral a la fuerza, subí sola hasta Crestacielo, el lugar sagrado de la manada, y salté. Cuando abrí los ojos, no estaba muerta. Había regresado justo al día en el que la Diosa de la Luna me había marcado como la pareja de Seth. Pero esta vez, decidí cortar todo lazo que tuviera con él, para que todos pudieran tener lo que de verdad querían.
Cuento corto · Hombres Lobo
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Tres días para morir: La mujer que aprendió a ceder

Tres días para morir: La mujer que aprendió a ceder

El médico fue claro: sin el tratamiento experimental más avanzado, solo me quedarían setenta y dos horas de vida. Pero mi esposo, Carlos Duque, entregó a Viviana Mendoza la única plaza disponible para el tratamiento. —Su insuficiencia renal está muy avanzada. —Me explicó. Asentí y me tragué esas pastillas que solo acelerarían mi muerte. En el tiempo que me restaba, hice muchas cosas. Durante la firma, el abogado no podía controlar el temblor de sus manos. —Doscientos millones de dólares en acciones... ¿está segura de que quiere transferir todo? —Sí, todo para Viviana Mendoza —confirmé. Mi hija, Camila, reía dichosa en los brazos de ella. —¡Mami Viviana me compró un vestido precioso! —Te queda hermoso, cariño. Ahora tienes que hacerme caso solo a mí —le dijo. Esa galería que había construido con mis esfuerzos lucía el nombre de Viviana en la entrada. —Mariana, tienes un corazón de oro —me decía entre lágrimas. —Sé que la vas a manejar mucho mejor que yo —le respondí. Hasta, incluso, renuncié al fondo fiduciario de mis padres firmando los papeles. Carlos mostró una sonrisa genuina que no le había visto en años. —Has cambiado tanto. Ya no eres tan confrontativa. Te ves bella así. Exacto, ya en mi lecho de muerte me había convertido en la «Mariana perfecta» que ellos siempre quisieron: la Mariana, obediente, desprendida, que ya no peleaba por nada. Igual, la cuenta regresiva de setenta y dos horas estaba en marcha. Me daba curiosidad saber qué iban a recordar de mí cuando mi corazón dejara de latir. ¿A esa esposa ejemplar que «aprendió a ceder», o a una mujer que utilizó su muerte para ejecutar su venganza maestra?
Cuento corto · Romance
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El Arrepentimiento De Mi Familia Tras Mi Partida

El Arrepentimiento De Mi Familia Tras Mi Partida

Mi padre adoptó a Serafina, la hija de una sirvienta omega que murió tratando de salvarnos. En menos de un año con la familia Blanco, ella se convirtió en la chica adorada por todos. No solo era mi padre quién la atesoraba como a una joya, mi compañero y mi hermano, también empezaron a preferirla antes que a mí. Cuando Serafina, «por accidente», dejó caer al fuego el collar que mi madre me heredó y este se vio reducido a cenizas, mi padre dijo que debíamos dejar el pasado atrás, y, luego, se deshizo de todo lo que le pertenecía a mi madre. Serafina incluso quiso arrebatarme el antídoto contra la plata que había desarrollado para honrar la memoria de mi madre, ya que ella había muerto por envenenamiento por plata. Para obligarme a entregarle mi investigación a Serafina, Damián, mi amor de la infancia y futuro compañero, llegó a amenazarme con cancelar nuestra ceremonia de apareamiento. Sin embargo, cuando dejé de pelear con Serafina y me fui de casa para siempre, todos se volvieron locos.
Cuento corto · Hombres Lobo
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Una madre para Iván

Una madre para Iván

Samanta recibe una oferta de trabajo inesperada; hacer de madre para Iván, el hijo de Fabio, uno de los CEO más importantes de medio país. perdiendo a su mujer dos años atrás, él y su hijo entraron en una espiral de dolor, encierro y soledad. Sam hará todo lo posible para sacar al pequeño de su vacío existencial, pero Fabio cada vez irá a peor. La locura comienza a nublarle la mente, sobre todo cuando un amor del pasado llega para reclamar lo que según ella le pertenece por derecho. Sam se vera envuelta en una red de manipulación y mentiras, pero firme a sus principios, hará todo lo posible por cuidar del pequeño Iván, aunque le acabe costando la salud, o algo más. ¿podrá Sam ser capaz de mostrarle a Fabio el verdadero camino y surgirá un amor puro, o acabará perdido en las sombras de la soberbia y el lujo con su antiguo amor?
Romance
70 leídosOngoing
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Casei com o Mano Dele - e o Namorado que Fugiu se Arrependeu

Casei com o Mano Dele - e o Namorado que Fugiu se Arrependeu

Matheus Alves me deixou no altar três vezes… tudo por causa da sua eterna paixão. Na primeira, Júlia Barbosa ameaçou se jogar do prédio; Na segunda, disse que ia embora do país; Na terceira, mandou uma mensagem dizendo que aceitara o casamento arranjado pela família. Matheus, sempre tão calmo e contido, se desesperou. Deixou os convidados e, mais uma vez, me transformou em piada. Liguei para ele: — Matheus, se você não voltar hoje, eu vou me casar com outra pessoa! Ele riu. — A Júlia ainda é nova, tudo bem. Mas você, com essa idade, ainda brincando disso? Apertei o telefone com força. Então ele sabia... ele sabia que era mais uma encenação da Júlia. Mesmo assim, escolheu se deixar levar. Naquele instante, eu finalmente desisti. Depois que conseguiu acalmar sua princesinha, ele enfim lembrou de mim. — Escolhe um dia pra gente remarcar o casamento. Fica tranquila, dessa vez vai ser ainda mais luxuoso que da última. O homem ao meu lado interrompeu com um sorriso: — Dá licença, por favor. Preciso levar minha esposa para embarcar.
Cuento corto · Romance
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