Cuando Enrique salió de la habitación Constanza se tumbó en
la cama, sin quitarse los zapatos, y unos segundos después estaba profundamente
dormida.
Cuando Enrique volvió media hora después, Constanza estaba
dormida, con un brazo sobre la cara, el pelo extendido sobre la almohada,
inmediatamente su mirada se dirigió a sus pechos, que subían y bajaban por su
respiración, es una mujer asombrosamente bella, pensó
Y no recordaba la última vez que besar a una mujer lo había
excitado tanto. No habia querido besarla aún no, Constanza era una mujer
inteligente cerebral, y tendría que seducirla a través de la lógica y la razón,
al menos eso había pensado, pero ella se había mostrado sorprendentemente
apasionada entre sus brazos, un poco vacilante pero más dulce por ello.
La tentacion de acariciar su estómago, y subir su manos por
la curva de sus pechos, era tan poderosa, que le dolían hasta los dientes, y no
solo los dientes, Enrique tuvo que hacer un esfuerzo para controlarse
- Constanza, "c