Furioso con sigo mismo la aplastó a su pecho. Buscando sus
labios en un baso caso violento. Un beso echo para castigarla, por lo que le
hacía sentir. Cuando ella abrió sus labios su respiración era agitada, también
lo deseaba a pesar de todo, pero no era amor era sexo. Deseaba a Constanza
porque llevaba mucho tiempo sin una mujer, y el era un hombre de sangre
caliente, no, no era amor
- ¿Enrique?.- Murmuró Constanza cuando Enrique le dio la
vuelta para apoyarla a la pared
- Confía en mi.- Dijo el
Levantando su falda para bajarle las braguitas cuando
introdujo un dedo entre sus pliegues, ella echo la cabeza hacia atrás.
Enrique perdió el control, había querido que aquello fuera
impersonal para no mirarla a los ojos pero su olor, el roce de su piel que
conocía tan bien, sus suaves gemidos
Era Constanza y no podía negarlo
Constanza su mujer la madre de sus hijos, no había forma de
negarlo y ya no quería hacerlo
Necesitaba ver si cara mientras la llevaba al orgasmo
necesitaba apretarla