capítulo VI: envueltos en una mentira

Con la espalda casi pegada a la pared, la vista frente al balcón. Bajó un pie para luego colocar el otro frente a este sobre la misma grada. Con cada escalón que bajaba se detenía por un segundo. El silencio era abrumador, tanto que en sus tímpanos podía escuchar el silbido del viento. Una sensación extraña subía a su pecho cada vez más cerca de su corazón.

Conforme bajaba cada escalón la vista se iba ampliando ante él. Largos sofás, con acabados de madera a sus costados, estaban situados frente a la puerta. Varias cajoneras adornaban el espacio entre cada uno; sin embargo estas no estaban adornadas por nada. Por qué los artículos de valor que mantenían en ellas ya habían sido saqueados con anterioridad, quedando solo la marca en la madera donde solían estar.

Cuando llegó a la última grada, caminó frente a un gigantesco mueble igual de vacío. Puesto a un lado de las gradas; de tal manera que al pasar por la puerta principal quedara a la vista el esplendor de los artículos de oro que hubo en el. Isaac se detuvo justo en frente. Luego, se dirigió al lado derecho donde se encontraba la pared de las gradas. Después, subió sus manos y las pasó sobre esta. Deslizando la yema de sus dedos en el papel tapiz hasta que encontró una pequeña deformación en la pared. Una pequeña línea tan perfectamente unida con el papel que era imposible de ver.

Isaac giró su cuello encontrándose con la espalda de Lucas quien vigilaba los alrededores. Apretó sus dientes y dejó salir una ligera corriente de aire entre estos. Como si fuera una serpiente produciendo un sonido bajo. Al escuchar su señal, Lucas se acercó. Isaac tocó el lugar con su dedo, dando un golpe en el punto indicado, antes de retroceder dos pasos para darle lugar a su compañero.

Ante sus ojos, Lucas sacó la navaja, nuevamente. Metió la punta y dobló el cuchillo. Destrabando la puerta escondida. Los bordes perfectamente unidos se fueron despegando desde la altura de su pecho en una línea recta hasta sus pies. Emitiendo un ligero sonido al despegarse. Un tiempo después, Isaac escuchó el siseo producido por Lucas como señal para entrar. De espaldas a él camino en retroceso. Como si tuviera calculado cada centímetro de distancias. Después de dos pasos llegó a la puerta, luego dio un paso a la derecha introduciéndose perfectamente en el espacio. Dio otro paso atrás antes de estirar la mano al frente. Tomó la puerta y la fue cerrando suavemente.

Una vez dentro, la oscuridad los rodeó. Era un negro tan intenso que incluso era difícil ver su propia mano. Parados en medio de la nada, esperaron hasta que escucharon los sonidos dentro del cuarto. El sonido del viento se escuchó antes de ver una pequeña llama. La luz atravesó la oscuridad. Iluminando los rostros de todos los presentes. Desde el suelo salieron, primero Samuel quien había encendido una pequeña lámpara de gas. Luego salió Dylan, poniendo sus dos brazos a los costados de agujero por donde salían, se impulsó hacia arriba; pero no había terminado de sacar todo su cuerpo cuando escuchó las voces.

En el momento en que vio a Samuel, Isaac rápidamente se acercó. Samuel intentó formar una sonrisa; sin embargo, esta se desvaneció al sentir el dolor en su oreja. Los dedos de Isaac la sostenía con mucha fuerza, tanta que incluso temía que se la arrancara - ¡¿no te he dicho que me sigas en todo momento?! - empujó las palabras por sus dientes apretados; los cuales, sofocaban el sonido a la vez que le daba la fuerza suficiente a su voz.

El rostro de Samuel estaba distorsionado, con una expresión de sufrimiento - hermano - apenas podía quejarse; mientras la lámpara en su mano se agitaba. Moviendo la luz con ella.

Isaac estaba a punto de volver a reprender cuando de pronto sintió algo frío en su hombro. Totalmente alerta, soltó la oreja de Samuel volteando su torso hacia atrás. Un rostro cubierto lo observaba. La voz rasposa de Lucas habló - no es momento para eso - luego, bajó su mano.

Por otro lado, Dylan se sacudía las manos frente a él - Cálmate, yo le dije que viniera conmigo - dijo con toda tranquilidad; mientras palmeaba la tierra de su ropa.

Una ceja de Isaac crispó - ¿por qué lo haces desobedecer mis órdenes?, ¿No estaba Matías contigo?.

Dylan levantó la cabeza. Poniendo una mano en su cintura; mientras mantenía la otra colgando - Así es, lo dejé con Tomás, vigilando afuera.

La poca importancia que transmitían las palabras de Dylan fastidiaban aún más a Isaac. Estaba tan furioso que podía sentir el calor de su cuerpo, emitiendo aire caliente que lo cocía a él mismo. Apretó sus labios. Decidiendo no decir más. Ignoró los ojos enlagrimados de Samuel que lo veía con mucho sentimiento. Caminó al frente pasando rozando el brazo, que sostenía Dylan en su cadera.

La luz descubrió el cuarto totalmente vacío. Solamente había una pintura con la imagen de una niña colgando de una de las paredes. El cuadro no representaba nada de valor para ellos; por esa razón, no lo hurtaron con el resto de cosas y decidieron dejar por lo menos un recuerdo de lo que solían guardar en la habitación secreta.

-Es este - Isaac estaba ante el cuadro.

-No parece muy especial - comentó Samuel desde atrás.

Una figura encorvada llegó al lado de Isaac. Sosteniendo un cuchillo en una mano, su voz sofocada se escuchó - Veamos que hay detrás - informó para luego subir su mano vacía al cuadro. Pasó la mano por los extremos de madera; mientras subía la otra para meter el cuchillo. Sin embargo, el arma quedó en el aire cuando de repente el cuadro se movió ligeramente. Solo un poco de fuerza había ejercido en él y los movimientos de Lucas se detuvieron por un instante.

Al ver las manos sin movimiento, el corazón de Isaac rebotó en su pecho. Llevándose consigo el oxígeno que ya le era difícil conseguir - ¿que ocurre? - apenas preguntó cuando vio a Lucas llevar el cuchillo a su espalda y guardarlo en su cintura.

Luego, con la mano que sostenía la pintura, simplemente la movió a un lado. Descubriendo el espacio cubierto por ella. Los ojos de Isaac se ampliaron al ver ante él un bloque de concreto. Incrédulo, se acercó. Sus dedos temblaron cuando se cerraron en el marco de la pintura. La agarró fuertemente moviéndola hacia él para luego desprenderla de la pared. Como era de un tamaño considerable tuvo que apoyarla en el suelo rápidamente.

Después, levantó la vista para encontrarse con lo que temía. Ante él una fría pared le bloqueaba el paso. No había señales de ningún pasaje, ni siquiera una fisura en el bloque que lo hiciera creer que había algo detrás.

-¿Qué significa esto? - Samuel no pudo evitar preguntar; mientras Isaac estaba sin palabras - ¿hermano?.

Todo el color se había ido de su rostro. Sus ojos se habían enrojecido mientras veía fieramente la pared. Como si tratara de abrir un pasaje con la fuerza de su mirada. De pronto, tomó el cuadro y lo lanzó a un lado. La madera se rompió al hacer contacto contra el concreto. Pedazos de palo volaron en todas direcciones. Mientras Lucas lo miraba sin ninguna expresión aparente en sus ojos. Isaac se encontraba en un coraje inminente que impedía el paso a cualquier razonamiento lógico. Su mente no podía reaccionar.

De repente, un fuerte sonido retumbó entre el hueco en el que estaban. Atravesando los oídos de todos los presentes - Un disparo - susurró Dylan antes de reaccionar. Apresurado dijo - Es la señal, ¡tenemos que irnos!.

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