Por Emma
Al doblar en el siguiente pasillo, me puse los zapatos y fui al baño, donde pude desahogarme, por medio de un llanto, que seguía siendo silencioso, lo que sentía.
No estaba segura de lo que sentía, pero estaba angustiada y emocionada al mismo tiempo.
¿Pupy se preocupaba por mí?
Jamás nadie hizo eso.
Era una mujer fuerte, sí, peor porque no me quedaba otra.
Hasta los 16 o 17 años, salía con chofer, que era mi custodio, pero luego me manejé siempre sola.
Me regalaron mi primer auto y en mi familia pensaban que con eso me cuidaban.
Yo creí que me cuidaban, porque al llegar tarde por la noche, siempre había alguna mucama esperándome, y siempre me preguntaban si había cenado, si no lo había hecho, un plato de comida caliente, bien preparada y con una mesa muy bien puesta, me esperaba.
Las opciones del postre, también estaban presentes.
Luego el café, como a mí me gustaba. Pero nada de eso lo preparaba mi madre.
Ella, muchas veces ya estaba acostada y otras ni siquiera estaba en ca