CAPÍTULO 74. Lo siento, señor Rivera...
La voz de uno de los paramédicos se alzó entre la multitud y llamó la atención de Norton.
—Teniente, ¿a quién me estoy llevando? —quiso confirmar.
—A los gemelos Rivera, Ángel y Darío, y a la señora Sahamara Reyes —le dijo Norton mientras subían a cada uno a una ambulancia y le ponían los collarines de inmovilización.
Sammy fue la última en entrar a la sala de urgencias del hospital, y ya estaban los gemelos haciendo su berrinche y bajándose de sus camillas.
—Pero que yo no necesito eso… —rezongaba Darío—. Yo estoy perfectamente.
—Yo también estoy bien, ¡no me vaya a pinchar con esa aguja…!
—Señores, por favor… —se impacientaba un médico—. Acaban de tener un accidente de auto, el protocolo es pasarlos por la TAC y hacerles una tomografía…
—Oiga, doc… —Sammy levantó la voz haciendo que los gemelos la miraran—. Se pegaron fuerte en la cabeza y están desvariando. Si siguen haciendo berrinche los duerme y ya. Yo soy la esposa, yo autorizo la tomografía esa.
—¿La esposa de cuál? —preguntó