Aquella casa, vaya que era un remanso de paz en medio de la naturaleza, rodeada por una exuberante vegetación. Dicha construcción se alzaba como un refugio acogedor en medio del bosque. Los árboles se erguían altos y majestuosos, sus hojas se balanceaban suavemente con la brisa, creando una melodía susurrante que llenaba el aire.
El aire estaba impregnado de los ricos olores de la naturaleza. El aroma a tierra húmeda, a musgo y a hojas frescas llenaba los sentidos. El arroyo cercano añadía un toque de humedad al ambiente, creando una atmósfera fresca y rejuvenecedora.
El clima en la casa en las montañas de Richard era fresco y templado, incluso en pleno verano. La neblina a menudo se arrastraba entre los árboles por las mañanas, creando una sensación mágica y misteriosa.
La casa en sí se mezclaba con el entorno, construida con madera rústica y piedra local. Grandes ventanales permitían que la belleza de la naturaleza entrara en cada rincón. Una chimenea en el centro de la sala princ