Margaret sintió que la invadía una sensación de impotencia mientras trataba de procesar todo lo que estaba sucediendo.
Sabía que necesitaba mantenerse fuerte y defenderse, pero no sabía cómo. La nota de advertencia la hizo sentir más sola y vulnerable que nunca.
Cuando se sentó en su sofá, Margaret se dio cuenta de que tenía que tomar algunas decisiones difíciles. Tenía que ser inteligente y estratégica en la forma en que manejaba a Alexander y sus hombres.
Margaret no podía dejar que ganaran y haría lo que fuera necesario para protegerse a sí misma y a sus seres queridos.
La nota era una llamada de atención, un recordatorio de que no podía bajar la guardia ni un segundo. Margaret sabía que tenía que mantenerse concentrada y alerta frente al peligro.
Con tanta revolución, Margaret cayó en la cuenta de que había quedado de hablar con James. Se levantó como un resorte y se cambió para dicha cita. Alistó a Ben y salió en el auto, por suerte el lugar no era lejos.
Margaret llegó al café