Mundo ficciónIniciar sesiónAlgún domingo caí en misa. Apenas toleré los sesenta minutos, pero algo en el ambiente me hizo volver al día siguiente. Bostecé mucho. Descubrí que le faltaba el respeto a los presentes, así que tomé las llaves y salí.
Esa noche dormí poco; pensé demasiado. Repetí la rutina durante varias semanas. Me esforzaba por disfrutar el evento, pero mi interés no era genuino, y no me nacía quedar como un hipócrita ante los ojos de Dios.
Realmente gozaba ponerme de rodillas frente a la cruz y hablar sin abrir los labios; de corazón a corazón con el único que puede juzgarnos y sin embargo prefiere amarnos. ¿Entonces? ¿Por qué no me quedaba hasta el final?
Una platica que creí sin sentido con un hombre de apariencia menuda y no







