Tu funeral fue el peor momento de mi vida. Cuentan que me aferré al cofre como un niño a las faldas de su madre, que lloré un mar de lágrimas mientras de a poco metían bajo tierra el baúl con mi última sonrisa.
Luz cuidaba que a su viejo no fuera a pasarle algo, sabedora de que el hombre deseaba con todas sus ganas que algo le pasara.
…
—¿Cuánto tiempo estuvo internada? —preguntó alguien.
Su voz me resultaba conocida.
—Un mes exactamente —respondí sin voltearlo a ver—. Iba en claro ascenso. No sé qué pasó.
—Increíble, ¿no?
—¿A qué te refieres?
Volteo a verlo y el hombre se quita las gafas. Ya no solo me parece conocida su voz. Ese extraño tic en el ojo izquierdo lo he visto