Emily estaba completamente enamorada del padre de su hija. Enamorada del padre casado de su hija.
- ¡Mierda! - se quejó en voz alta.
- ¿Mamá?
Emily miró hacia la puerta del dormitorio y Gabriela estaba allí, rascándose un ojo con la mano.
- Hola, mi amor. ¿Estás despierta? Ven aquí.
Gabriela se acercó y se metió en la cama.
- He tenido una pesadilla...
Emily sonrió y abrazó a su hija.
- Pues vamos a dormir juntas para que no vuelva el mal sueño.
Gabriela sonrió y abrazó a su madre. Así no tendría pesadillas. Vio a sus padres besándose, se despertó en el coche y, cuando miró por la ventanilla, pudo verlos y sonrió, muy contenta. Gabriela pensó que iba a tener sueños agradables después de verlos a los dos llevarse bien, pero soñó con una Alicia enfadada y se asustó mucho...
Gaspar tampoco durmió aquella noche. No podía dejar de pensar en el beso de Emily. ¿Por qué lo había hecho? Ahora tenía miedo de que ella se alejara o empezara a tratarlo con indiferencia o algo peor.
Entre estos pen