Pasaron el día junto a la piscina y, a la hora de comer, Gaspar pidió a María que cuidara un momento de Gabriela e invitó a Emily a dar un paseo por el jardín. Entre risas y miradas cariñosas, llegaron a un rincón especial del jardín donde una pequeña fuente burbujeaba suavemente.
- Entonces... ¿has pensado en mi propuesta? - Gaspar la miró a los ojos, con expresión seria pero llena de ansiedad.
Emily sintió que el corazón le latía más deprisa.
- Sí, lo he pensado.
- ¿Y cuál fue tu respuesta?
- Fue una decisión difícil de tomar...
- Pero, ¿te vienes a vivir conmigo? - preguntó con ansiedad. - Quiero estar lo más cerca posible de ti. Y si el problema es la casa, nos iremos a otro sitio, no hay problema.
- No hay problema con la casa.
- ¿Entonces qué?
- Acepto tu propuesta. Yo, Gabriela y nuestro bebé nos quedaremos contigo.
Gaspar sonrió de oreja a oreja, incapaz de contener la felicidad que se apoderaba de su rostro. Abrazó a Emily con ternura, dándole las gracias por aceptar su propu