Finalmente, Silvia no pudo resistirse y salió con ella por la puerta de la escuela, llevando su bolso.
Al ver a Daniel, apenas inclinó ligeramente la cabeza a modo de saludo.
Aunque solo llevaban unos días sin verse, parecía que hubieran pasado años sin contacto, creando una atmósfera incómoda y distante. Esta vez, ella se sentó en el asiento trasero junto a Vivian.
—Sisi, tengo que llevar a Vivi a la casa familiar. ¿Te llevo a casa primero? —preguntó Daniel con cierta frialdad en su voz.
—¡No! Daniel, primero llévame a mí y luego lleva a Silvia a su casa —intervino Vivian rápidamente antes de que Silvia pudiera responder.
Daniel no objetó y llevó primero a Vivian a la casa familiar.
En el coche, ninguno de los dos habló. El ambiente era excepcionalmente incómodo. Si les hubieran dicho unos días antes que estarían así, no lo habrían creído.
Daniel abrió la boca varias veces para luego cerrarla, tragándose las palabras que quería decir. Al final, no pudo formular la pregunta.
Cuando el