Ascurra café tenía un ambiente frío y triste, con el azul predominando en su decoración interior. Knut se sentía solo y abandonado por tanto azul que le recordaba su desamor.
A duras penas podía ver, casi cegado por la penumbra, y miró con dolor la cara de su esposa, que reía tan felizmente con Marietta.
Le pareció que la boca de Astrid tenía una curva tan helada y delicada que el viento podría soplar en ella y congelarla.
¡Astrid nunca le había sonreído así de feliz cuando él estaba a su lado!
¡Y la mirada que se intercambiaban Astrid y Marietta era una mezcla de nostalgia y placer!
Un fuego ardiente se encendió en el corazón del CEO, consumiendo todo lo que tocaba. Sin pensarlo dos veces, se lanzó hacia Marietta y la acusó con el dedo, como un hombre poseído por los celos. Su voz resonó en el salón, haciendo que todos se volvieran a mirar.
—¿Aún la amas? ¿A ella, a tu exnovia y a la mía?
Astrid sintió un escalofrío al ver la figura furiosa de su esposo, que irrumpía en el café sin p