Minutos después las gemelas bailaron varias piezas con sus familiares, compartían la celebración intentando disimular su tristeza. Entonces Joaquín les pidió pasar al escenario a ambas, les dedicó unas frases de cariño, y las abrazó con fuerza. Y enseguida se alejó y las dos se quedaron para recibir la serenata.
Los mariachis ingresaron, entonando las notas de: «María bonita by Agustín Lara»
—Yo no pedí esa canción —dijo Joaquín a su esposa, contrariado.
Ella presionó sus labios se quedó en silencio. Cuando el vocalista del mariachi iba a entonar la primera línea, una voz que Malú conocía a la perfección se hizo escuchar.
—Acuérdate de Acapulco, de aquellas noches, María bonita, María del alma. Acuérdate que en la playa, con tus manitas las estrellitas, las enjuagabas…—entonó y se iba acercando a Malú.
El corazón de María Luisa retumbó en el pecho, la mirada se le iluminó, sus labios perfilaron una amplia sonrisa.
—Mi diablo —susurró y cuando lo tuvo frente a ella, lo miró