Capítulo 13.
-¿Dónde pondremos las lavaropas? – Preguntó el Alfa Alan ladeando la cabeza.
No parecía molesto por la enorme hoguera en la que se había convertido la Casa de la manada.
-Lavadoras. – Corregí suavemente. – De todas formas no había espacio ahí, ya estaba bastante llena con los refrigeradores… m****a, los refrigeradores.
-Lava – doras. – Repitió y luego comenzó a ladrar órdenes para que cinco guardias comenzaran a buscar por el territorio para saber si había algún otro daño o señales del responsable.
El resto de la manada se quedó arriba del autobús y ellos parecían tan perturbados como su Alfa. Los cachorros estaban animados y calientes con sus nuevos abrigos mientras que las lobas y el resto de los lobos conversaban animadamente sobre nuestra reciente salida.
-¿Esto es algo normal? – Le pregunté a las lobas cuando el Alfa se levantó para hablar con la doctora Paula.
-Por supuesto que no. Es la primera vez que salimos como manada. – Dijo la señora Evalyn.
-Uh… y eso es genial, pe