¿Estaba sola? ¿Dónde estaba Álvaro? Cristóbal no pudo evitar preguntarse.
—Alvi tuvo que atender algo y se fue antes. Se me olvidaron unas cosas y volví a buscarlas. —Noelia sonrió levemente, como si adivinara sus pensamientos—. ¿O es que saliste tan apresurado porque temías que Alvi estuviera molestando a Gabriela?
—Sería mejor que no ocurrieran ese tipo de problemas —replicó Cristóbal, con una dureza inusual en su tono, dejando de lado toda amabilidad y cortesía.
Lejos de ofenderse, Noelia mantuvo su expresión dulce y delicada. Con la mano derecha, acarició su abdomen, y un gran anillo de diamante rosado en su dedo índice captó la luz.
—Señor Zambrano, no se preocupe, Alvi nunca sintió nada por Gabriela. La boda fue forzada, y ahora que por fin puede deshacerse de ella, está encantado.
Noelia hizo una pausa, observando a Cristóbal.
Aunque el atractivo de Cristóbal no superaba al de Álvaro, aún era un joven encantador, quizá un heredero inexperto de alguna familia influyente.
Pensó qu