Él siempre había sido un hombre muy astuto; desde niño aprendió a buscar la manera de esquivar el peligro.
Sabía que todo lo relacionado con Gabriela y Álvaro le traía complicaciones. Si se guiara por su sentido común, lo mejor habría sido fingir que no la veía y cortar contacto con ella para evitar más problemas.
Sin embargo, en la vida siempre surgen personas y situaciones que desvían tu camino.
Y para Leandro, esa persona —y esa desviación— estaba encarnada en Gabriela y todo lo que la rodeaba.
Antes de que Gabriela pudiera responder, Leandro continuó:
—Se escuchan muchos rumores en Midred últimamente. Hay uno en particular que me parece increíble… ¿Es cierto que le clavaste un cuchillo a Álvaro?
—Sí —contestó Gabriela, sin rodeos.
Leandro se tensó al instante, con los ojos muy abiertos.
—¿Por qué?
—Él mató a mi Emiliano —dijo ella sin más explicaciones.
Leandro, que ya había estado en Isla de Mar de Cristal, conocía la historia de Emiliano, así que Gabriela no tenía nada que oculta