Capítulo 379
Apenas este año habían colocado una lápida… Ese dato provocó una punzada de dolor en el pecho de Álvaro. Aun así, hizo lo que el dueño le indicó. En el trayecto, identificó varios lugares que Gabriela le había descrito en conversaciones aparentemente casuales, pero que ahora cobraban sentido. Vio el puesto de pastelillos dulces, y también a la anciana que, en teoría, vigilaba el local pero que, en realidad, estaba profundamente dormida, disfrutando del sol.

«Mi Gabriela…»

Recordó cómo ella observaba cada detalle con tanta atención. Bastaba con mencionarle de pasada a cierta persona o un lugar, y al llegar allí era fácil reconocerlo todo. Se dio cuenta de lo mucho que ella se había esforzado en compartirle ese universo al que él, hasta ahora, no se había atrevido a asomarse.

Pronto divisó el Orfanato Mar de Cristal. Era un edificio mucho más pequeño de lo que imaginaba. Daba la impresión de llevar años abandonado, con un muro exterior lleno de dibujos desgastados y una vieja puerta de m
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