Inicialmente había pensado que la persona que llamaba era uno de los jefes de departamento. En cambio, esta llamada lo tomó por sorpresa y le dio un dolor de cabeza inmenso.
—¿No pueden todos ustedes manejar un asunto tan pequeño?— El ceño fruncido en la frente de Yandel se hacía más profundo. —Entiendo. No dejes que suba. Bajaré ahora.
Con eso, terminó la llamada. Olivia preguntó:
—Yandel, ¿pasó algo en el trabajo?—.
—Ojalá ese fuera el caso—. Yandel se frotó las sienes y dijo con impotencia: —Es Melissa. Está en la recepción ahora mismo y quiere verme. Pensé que me porté muy mal la otra noche. La mayoría de la gente pensaría que soy un cabrón. ¡Pero no esperaba que Melissa fuera tan pegajosa! ¡Se niega a dejarme ir! Después de eso, ella trató de contactarme, pero no le respondí. No puedo creer que haya venido hasta aquí para buscarme. ¡Ahora se niega a irse hasta que me vea!
Cuando Olivia escuchó eso, se quedó un poco atónita.
No esperaba que su táctica de usar a Yandel sirviera de