—Espero verte otra vez —dijo la madre de Paolo mientras abrazaba a Loredana.
Él sonrió mientras veía a dos de las mujeres más importantes en su vida llevarse tan bien.
Todo había ido mejor de lo que había esperado. Su madre adoraba a Loredana y ella se había relajado con el pasar de las horas.
Loredana tardaría en disculparlo por completo, pero esperaba haber dado un gran paso ese día. Su plan al llevarla a casa de su madre era demostrarle lo serio que iba esta vez. No quería que ella tuviera ninguna duda de sus intenciones.
Su madre dejó ir a Loredana solo para envolverlo en un abrazo a él.
—No la dejes escapar —murmuró ella.
—No hay ninguna posibilidad. —Y lo decía muy en serio. No iba a cometer el mismo error otra vez.
—Ese es mi muchacho. —Su madre le dio una suave palmada en la mejilla.
Ayudó a Loredana a subir al auto y luego se volvió a su madre.
—Espero que me des algo de tiempo antes de delatarme con mis hermanas.
—Supongo que puedo guardar el secreto un par de días.
—Es todo