ALFA RASTUS:
¡Tienes que estar bromeando!
¡No! ¡Tienen que estar bromeando!
—¿Qué me acabas de decir? —gruñí, perdiendo todo control que me había impuesto solo para disfrutar de una cena con la familia que dejaría ir en unos días.
Si Jake supiera lo que le conviene, sería mejor que no repitiera esas palabras o me dijera que sólo estaba intentando gastarme una broma.
Como si pudiera leer mi mente, Jake abrió la boca, pero la volvió a cerrar, como un pez confundido.
Me acerqué más a él. —¡Respóndeme! —gruñí.
—Nolan y Helan... y algunos de sus hombres escaparon de la celda, alfa —respondió Jake al instante y con fluidez.
No me sorprendió que hablara sin tartamudear. Al menos tenía eso a su favor, pero eso no redujo la intensidad de la rabia que crecía dentro de mí mientras sus palabras resonaban en mi cabeza.
—Dime que no lo dices en serio, Jake.
Jake negó con la cabeza, sosteniendo su mano que temblaba incontrolablemente.
—Lamento haberte decepcionado, alfa. Se suponía que debía estar de