Tras acabar el trabajo James fue a su casa para cenar con sus padres, quienes estaban encantados de ver como poco a poco recuperaban a su hijo, porque nuevamente le miraban con su anterior carácter y eso les alegraba, aunque ellos asumían que eso se debía a que se dio una oportunidad al tener una relación con Elizabeth.
Ciertamente eso le enojaba un poco a James, pero por ahora se callaría la verdad porque con su silencio compraba el bienestar de Charlotte y Arturo e igual quería seguir investigando a Elizabeth.
- ¿En qué piensas hijo? – le preguntó su madre al verlo un poco distraído.
- Solo pensaba en cosas.
- Has estado algo misterioso James – mencionó ella sonriendo – puedo saber ¿a qué se debe?
- Dentro de poco lo sabrás madre, es una sorpresa.
- En ese caso, la estaré esperando con ansias.
- Por cierto, hijo escuche que paso un disturbio hoy en la mañana.
- ¿Eh? ¿disturbio? – repitió la mayor preocupada - ¿paso algo en el muelle?
- Si, un par de locos entro a la fuerza a la ofic