Capítulo 30.
-Vaya, ¿Quién es el sexy que viene hacia aquí? - Preguntó mi conpañera con un pequeño silbido de apreciación.
Llevaba una chaqueta café y pantalones ajustados que remarcaban sus anchos hombros y piernas fibrosas. Él sonrió como si hubiera escuchado el comentario de mi compañera y juro que escuché más de un suspiro femenino a su paso.
Se detuvo ante mi escritorio y me miró fijamente hasta que yo arqueé una ceja.
Él se agarró el cuello con incomodidad.
-Ensayé qué decirte durante todo el camino pero creo que no será suficiente para disculparme contigo.
Yo seguí sin decir nada. No porque quisiera verlo retorcerse, sino porque no sabía qué decir.
-Entonces yo... uh... me porté como un idiota ayer y solo quería decirte que lo siento.
Isabel me dio un empujoncito discreto y yo parpadeé.
-Eh... si, está bien.
Él me sonrió y estiró los brazos hacia mí para entregarme la monstruosidad, pero fuimos interrumpidos antes de que pudiera tomarlo.
-¿Quién m****a eres y por qué estás en la zona prohi